NuncaNunca, nunca otros labios te besarán así;
ni unos ojos habrá que lloren de amor,
como he llorado, ni manos que, temblando,
se acerquen hasta ti con la ternura inmensa
con que yo me he acercado.
Ni corazón más claro ni dolor más fecundo
hallará la arrogancia de tu frente cansada,
ni un decir más sencillo ni un sentir más profundo
encontrarás de nuevo en la larga jornada.
Y cuando yo haya muerto y camines doliente,
evocando un nombre ante cada mujer,
como yo te llamaba, me llamarás, ferviente.
¡Y ya no podrá ser!
Autor: sara Huber
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