Cupido al Volante
Señoras y señoritas
de los autos de alquiler
-y no solo en esos carros
sino en los otros también-
le lleváis el brazo echado
por los hombros al chofer,
a riesgo que de un frenazo
que de pronto el tercio dé
os queden las naricitas
pegadas de una pared.
Señoras y señoritas,
perdonad mi estupidez,
pero eso de que una dama
vaya abrazada a un chofer
para que todos sepamos
que está pegada con él,
eso, a juicio de vosotras,
muy bonito podrá ser,
pero yo, lo siento mucho,
yo soy de otro parecer
Me diréis que esto es envidia
resentimiento, tal vez,
pues yo, cuando siento ganas
de abrazar a mi mujer,
como no tengo automóvil
tengo que abrazarla a pié...
El caso es que no hay estampa
que tan mala espina dé,
como esa que hacéis vosotras
creyendo lucir muy bien.
cuando os dá por ir pegadas
como un chicle, del chofer,
con aquellos amapuches
y aquella desfachatez,
con los que a un mismo cochino
las tripas le revolvéis.
¿Qué fin perseguís con eso?
Con eso, ¿qué os proponéis?
Señoras y señoritas,
yo no sé por qué lo hacéis
pero esas son monerías
que en un carro no están bien;
porque una dama, una dama
que en verdad quiera a un chofer
debe escogerse otro sitio
para abrazarce con él.
Un lugar donde él le pueda
con calma corresponder,
donde no tenga un volante
ni un motor a que atender,
"ni otro afán que el de adorarte"
como dijo el tercio aquel.
Pero, ¿en un carro, señoras,
y un carro a todo correr?
Eso es poner como dicen
en tres y dos al chofer,
eso es plantearle un dilema
como el de ser y no ser,
y ante el cual, el pobrecito,
no encontrando qué escoger,
ni le atiende al automóvil,
ni le atiende a la mujer !!!
Autor:Aquiles Nazoa
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